José María Arguedas
Éste será un medio para interactuar con los alumnos melgarinos mediante la publicación de sus apreciaciones acerca de las lecturas propuestas para este año en el Plan lector
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LEER ES DESCUBRIR

deja volar tu imaginación
miércoles, 16 de junio de 2010
LA AGONÍA DE RASU-ÑITI
Estaba tendido en el suelo, sobre una cama de pellejos. Un cuero de vaca colgaba de uno de los maderos del techo. Por la única ventana que tenía la habitación, cerca del monijete, entraba la luz grande del sol; daba contra el cuero y la sombra caía a un lado de la cama del bailarín. La otra sombra, la del resto de la habitación era uniforme. No podía afirmarse que era oscuridad; era posible distinguir las ollas, los sacos de papas, los copos de lana, los cuyes cuando salían algo espantados de sus huecos y exploraban el silencio. La habitación era ancha para ser vivienda de un indio...
martes, 15 de junio de 2010
EL AMIGO BRAULIO
En ese tiempo era yo interno de San Carlos. Frisaba en los diez y ocho años y tenía compuestos algunos centenares de versos, sin que se me hubiera ocurrido publicar ninguno ni confesar a nadie mis aficiones poéticas. Disfrutaba de una especie de voluptuosidad en creerme un gran poeta inédito.
Repentinamente nacieron en mí los deseos de ver en letras de molde algunos versos míos. Por entonces se publicaba en Lima un semanario ilustrado que gozaba de mucha popularidad y era leído y comentado los lunes entre los aficionados del colegio: Se llamaba "El Lima Ilustrado"
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Repentinamente nacieron en mí los deseos de ver en letras de molde algunos versos míos. Por entonces se publicaba en Lima un semanario ilustrado que gozaba de mucha popularidad y era leído y comentado los lunes entre los aficionados del colegio: Se llamaba "El Lima Ilustrado"
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Manuel González Prada
NADIE SE MUERE HASTA QUE DIOS QUIERE
Cuentan que un fraile con ribetes de tuno y de filósofo, administrando el sacramento del matrimonio, le dijo al varón:
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"Ahí te entrego a esa mujer;
trátala como una mula de alquiler,
mucho garrote y poco de comer".
Otro que tal debió ser el que casó en Lima al platero Román, sólo que cambió de frenos y dijo a la mujer:"Ahí tienes ese marido;
trátalo como a buey al yugo uncido
y procura que se ahorque de aburrido"
Viven aún personas que conocieron y trataron al platero, a quien llamaremos Román; pues causa existe para no estampar en letras su verdadero nombre. El presente sucedido es popularísimo en Lima y te lo referirá, lector, con puntos y comas, el primer octogenario con quien tropieces por esas calles....
Ricardo Palma
lunes, 14 de junio de 2010
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